27.1.07

Dame un cachito de eternidad...

Se terminó el camino. Anclamos en el barro, en la tierra roja y negra de sangre y oscuridad. No hay testigos, solo yo, solo vos en mi recuerdo y tanta mierda que se vivió y que nos partió en mil pedazos. Espejos que nos vieron morir por dentro y en silencio se rieron de la tragedia común. De cómo se nos escapaba el amor como agua entre los dedos. Sin poder hacer nada. Sin gritar, explotando el alma en un cuerpo que amortiguaba la onda expansiva. No hay razones en ninguno de nuestros actos, solo impulsos y consecuencias. Papeles, besos, caricias, promesas: cotillón de una vida cualquiera. Sin valor como todas las que pasan por este planeta. Soberbio hormiguero sin consciencia de su pequeñez. Y de qué sirven mis rabias y mis poesías entre tantos siglos rancios, podridos. No sirven. Porque cada grano de arena que cae en tu reloj multiplica mi impotencia y anula mi andar. Lluvia en la ciudad y mi pedido de auxilio. A veces Cortázar, a veces Ismael o Sabina o Fito… los únicos que siempre están al alcance de la mano que se estira desesperada. Porque estamos muy solos, cada cual en su ratonera moderna, en su infierno íntimo. Cuesta tanto encontrar un poco de paz que cuando lo conseguimos desconectamos todo para no escuchar al resto que viene rezagado con el corso de infelices. No me calma un cuerpo desnudo ni una risa fácil. No se encuentra la salida aunque esté delante de los ojos. Eso es lo peor de la depresión.
Dame un cachito de inmortalidad. Dormí conmigo. Engañame con un abrazo y un beso y un sueño compartido que modifique todo lo que no podemos cambiar. Saltar sin mirar donde vamos a caer. Actuar, no medir consecuencias, no anticipar la muerte aunque la llevemos encima. Disfrazar tanta congoja que provoca la toma de consciencia de la vida. No hay dios que nos libere, no hay segunda oportunidad, ni bar del infierno, es peor. Nada es peor que la nada. Desarrollamos habilidades para qué? Para entretenernos un rato mientras dura la vigilia. Desde licenciaturas hasta la orfebrería. Desde bioquímica hasta el bonsai, el ser humano apuesta a algún artificio que le de esperanza, que le diga que no vino en vano a caminar estas veredas rotas. Pero todo es un gran autoengaño: todo bicho que camina va a parar al asador. Todos terminamos masticados por los gusanos. Bierce decía: “Comestible: adj. Dícese de lo que es bueno para comer y fácil de digerir, como un gusano para un sapo, un sapo para una víbora, una víbora para un cerdo, un cerdo para un hombre y un hombre para un gusano.” Y Fito concluye: “vivir atormentado de sentido, creo que esta sí, es la carga mas pesada.”

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