2.3.08

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-Tóquese otra maestro, que las velas todavía arden y las cenizas son sólo malos presagios. Queda mucha noche por delante. Arranque de su violín notas azules. Hay espejos que reflejan mi mirada y un sabor a locura que ilumina esta soledad. Déjeme beber este licor de última curda y brindar por esos ojos verdes que son mi perdición. Póngale música a esta noche hasta que el sueño me lleve a la realidad del próximo amanecer y ya no me acuerde de que usted es un chivo y mi amor por ella un óleo surrealista.
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