14.10.13

Tranquila...




“Tranquila... Dios aprieta pero no ahorca” me dicen para calmar mi desesperación. Lo que nadie nos cuenta es que cuando Dios deja de apretar y te suelta, caes al piso con una lesión irreversible en el cerebro por la falta de aire que su presión, al estilo Homero Simpson, te ocasionó. Hay días en que la cordura es asesinada por el hambre y la injusticia. 


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