3.5.06
La carta que no envié
Cuestión de orgullo y estupidez. Situaciones inevitables que nos enfrentan ya cansadas de tanto esperar. Cada una con su mapa y su estrategia en esta guerra absurda que nos devora de a poco. No hay arma más poderosa que el silencio del que ignora las ofensas. Y el misterio de no saber qué combates se libran en el cerebro contrario. Suposiciones que se multiplican alcanzando el delirio de una boca que necesita besos y exhala palabras. Inútil convicción de vencer en un juego sin podio ni medalla. Lo único que quiero es dejar de pelear.
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