20.10.06

Turbulencias

Señores pasajeros hemos salido de un pozo de aire que casi nos lleva derechito al infierno y la verdad es que no quisiera por ahora ver al diablo en calzoncillo. Las azafatas en mi cabeza están pendientes de mantener la tranquilidad, a veces los controles no pueden mantener el equilibrio y me salgo del radar por un rato. Desaparezco de la ruta trazada, nadie me escucha y la única ayuda tengo que buscarla adentro de mí. Son pocos minutos los que dura la certidumbre de caer en picada y la sensación de estar en caída libre puede hacerme enloquecer. Sin embargo hay reglas que la naturaleza sigue cumpliendo: un amanecer siempre se encarga de barrer las madrugadas más terribles y oscuras. Y vuelvo a respirar aliviada al recuperar mi rumbo.

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