Otra vez sin palabras, en sábado y de noche. Otra vez sola, otra vez el alcohol para acercarme a un recuerdo querido. Música que se traga el silencio de una soledad necesaria, que a veces pesa demasiado y aturde los sentidos con su monarquía. Tiene mucho que ver no tenerte en este enero de otoño en el alma. Tiene que ver mi viaje y tres noches y tres mañanas. Y un abrazo suelto. Y tanta confusión.
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