29.1.07

Pavo real

Estoy tratando de evaluar fríamente y controlar mis impulsos galantes. ¿Se gana algo con el cortejo amoroso? A veces me siento como el pavo real del zoológico, desplegando un abanico multicolor de plumas, moviéndome como él al ritmo de un candombe uruguayo ante la indiferencia de la hembra que observa socarrona desde su mundillo interior en el que parece no necesitarnos. Me miro en el espejo y me cuestiono: sigo o no? No. Definitivamente no. Pero ¿cómo se controlan los besos que nacen, se reproducen y mueren sin llegar a tu boca? La contradicción me condena a la inacción, a pasar a cuarto intermedio y seguir debatiéndome entre lo mejor para mí y los impulsos de poeta enamorado (y estúpido). Maldito el momento en que empezaste a importarme tanto!

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