Me acuerdo ese gesto de dolor interno, de infierno en el alma. Era una arruga chiquita, vertical, que se instaló en tu frente apenas arriba de tu nariz. No tenías lágrimas porque las habías gastado a la mañana pero se notaba que sufrías. Tu cuerpo estaba en un banco de piedra, ajeno a las tormentas del espíritu, lo habías apoyado antes de que yo llegara y una pierna flexionada te servía de apoyo para tu brazo izquierdo. ¿Por qué uno se acuerda de los detalles irrelevantes? Por ejemplo, la ropa que tenías puesta. Podría describir el matiz exacto de cada color que tenías. El ojo en función del alma. Fijando imágenes que alimentan las noches sin sueño.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario