Cuando no hay certezas que duren más que un sol y una luna me aferro a las cábalas sin pies ni cabeza . No hay más fotos tuyas en mis paredes ni sensación de primer lugar en el podio. Cada tanto me animo a gozar los recuerdos y un disco y sus canciones me llevan a una mañana en la lentitud del periférico. Hay muchos recuerdos pero no me alcanzan para sentir que escribo y no se borra, aunque quien te dice, tal vez estos manuscritos improvisados en servilletas de papel se transformen en nuestro libro de cabecera.
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