Es difícil hacer borrón y cuenta
nueva. Desmantelar la vida que teníamos y pensar en una nueva
etapa. Aquí estamos nuevamente frente a las puertas del tren
fantasma para reírnos sin ganas durante el grotesco paseo que nos
espera. Infinitas especulaciones sobre la felicidad ajena y compasión
por nuestra desdicha. Cantidades de “si hubiera” que atormentarán
nuestra razón, decenas de rincones y momentos para llorar e intentar
desprenderse definitivamente de esta piel.
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