Prefiero
un dolor intenso, rápido y mortal. Prefiero una confesión que me
mate de un solo tiro o una mentira o una traición que no contemplen
la posiblidad de perdonar. Prefiero caer y tocar fondo lo antes
posible para impulsarme y volver a respirar. No quiero esta agonía
tan perversa y elaborada, de palabras que nunca decís, de esperas
inútiles, de corazón monologando latidos, de futuros en dónde no
existo. Hace tiempo que conjugamos el amor con distintos verbos y ya
no hace falta decirnos “adiós” porque estoy aquí con mi vida
entera para vos y no te interesa.
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