El
viento cambia y en lugar de impulsarme, impide avanzar. Sopla tan
fuerte que me obliga a cerrar los ojos y estar sola con mis
pensamientos. Y en esa oscuridad donde viven las emociones descubro
que es tiempo de girar los reflectores para que iluminen sólo mi
figura. Hoy mi amor debe ser propio y no para alguien más. Hoy el
reloj arroja las horas como dados en la mesa de juego y vivirlas en
desorden es una bocanada de aire fresco. Hoy no hay citas ni
compromisos para escuchar anécdotas ajenas. Hoy no viajo en el
asiento de atrás de tu vida. Hoy me siento al frente y conduzco por
donde yo quiero. Hoy no te necesito ni te extraño porque la
desilusión es un eficaz repelente de espejismos que me obliga a
abrir los ojos para, de aquí en más, pensar primero en mí.
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