16.2.15

La madrugada...


La madrugada nos volvió a juntar para filosofar como aquellas noches en La Plata. Esta vez sin alcohol ni cigarros ni porros. Sin manos inquietas, sin besos en tu boca, sin poder ver tus ojitos casi cerrados. Y a pesar de tantos días en otros brazos y tanta distancia y a veces silencios, basta una sonrisa tuya, una palabra y otra madrugada en que te aparezcas así para dar vuelta mi mundo y volar de regreso a pedirte que hagamos una segunda parte que sea buena.


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