5.7.06

300 días

Trescientos días pensando en vos sin poder tocarte. ¿No te parece mucho tiempo? ¡Cuántas lunas iluminaron nuestro universo paralelo! Nos tuvimos al alcance de la mano y nos escapamos sin querer a este “estar sin estar”. Construimos un castillo de naipes con paciencia y canciones, cuidando que el viento no se llevara lo único que nos mantenía cerca. Días, meses, no importa cuánto tiempo se consume en el almanaque. Entraste en mí como dice Cortázar: “cómo un rayo que te estaquea en el medio del patio”. Así es este amor que le faltó el respeto al tiempo y lo venció. Desde el balcón me mirabas y te miraba. El sol de la tarde se iba conmigo y empezaban a transcurrir los trescientos días. Ni una sola noche, ni un solo amanecer dejé de soñarte conmigo. Ya es tiempo de verte, necesito que veas en mis ojos lo que acabo de escribir.

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