23.7.06

Formas de matar y morir

Un amigo está desesperado porque una enfermedad amenaza con arrancar la vida de su mujer. Yo perdí a la persona que amaba porque simplemente dejó de quererme. ¿Cuál es la diferencia entre estos dos tipos de muerte? Una física y arbitraria, la otra espiritual y no menos drástica e irrefutable. Imagino que mi dolor no es muy distinto al de mi amigo porque los dos nos quedamos sin la persona que queremos y no tenemos forma de evitarlo. Alguien me dirá: “no vas a comparar la muerte con un divorcio”. Y yo le diré que el abismo en el que estuve perdida no es distinto al de mi amigo. Si hilamos fino llegamos a la muerte, siempre a la muerte, al vacío, la relación no existe más, se nos arranca el corazón sin permiso y se nos deja así, flotando en manos del viento. Las situaciones límite nos elevan o nos entierran definitivamente. Me pregunto si ya borré su vida de la mía, si fue relativamente fácil, si yo hubiese dado la vida por alguien que hoy me importa poco, entonces… el amor es una gran farsa, un engaño a ojos abiertos, una trampa que nos avisa con letreros luminosos que vamos al muere y sin embargo vamos hasta el fondo, nos clavamos el puñal hasta que salga por la espalda. Es terrible comprobar que lo que nos da vida nos mata y viceversa. ¿Cómo hago para amar otra vez? Me siento como una camisa desteñida en el lavarropas por agua caliente, con los colores mezclados, el cuello agrandado, las mangas cortas, deforme, desproporcionada, estrujada. Y lo peor es que cuando la rueda empiece a girar otra vez en otros caminos, habrá comenzado la cuenta regresiva y volveré, más tarde o más temprano, a escribir esta misma clase de textos vanos, repetidos, bastón de ciegos, grito en el desierto.

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