No es que las cosas no vienen, es que uno no está preparado para recibirlas como algo que naturalmente nos merecemos. Generalmente aceptamos lo malo, lo mediocre, como lo que está bien. Y nos parece que picar alto o apuntar a lo mejor y no conformarse no es digno o no está bien visto. Basta de pelear el ascenso en los torneos de barrio. Hay que jugar en primera, con los mejores y tratar de ganar cada título que se ponga en juego.
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