De repente se cortó la soga, se apagó la luz, 
nos invadió el silencio. 
Quizás fue mejor así: 
un golpe seco que evita la agonía de las despedidas 
o el puente insalvable de un “hasta pronto.” 
Lo cierto es que las noches ahora son distintas,
sobra espacio y faltan estrellas. 
Te reemplazo con anzuelos para mi ansiedad 
pero no sirve. 
Mientras esperamos el momento de volver a pescarnos 
te dejo a modo de graffiti el epitafio 
que Mark Twain imaginó para Adán: 
“El paraíso estaba donde ella estaba.”
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2 comentarios:
"El paraiso estaba, donde ella estaba"
Compro la frase, la hago mia por momentos y empiezo a imaginar mi paraiso donde él esté...aunque esté su universo muy lejos del mio.
Besitos Boo. Un gusto inmenso leerte, como siempre.
Un gusto inmenso que visites, como siempre, mi cuarto :) Besos!!!
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