Gracias por atajarme cada vez que pierdo el equilibrio. Gracias por consolarme con movimientos de cuna. Por ser espejo que devuelve una imagen doble. Por pescarnos de las almitas cada día y cada noche. Por ser refugio de mi andar peregrino. Por ser musa que excita y obliga a versos nuevos. Por algún paseo a los arrabales del dolor. Por oídos y palabras oportunas. Por las curitas de besos “a cobrar”. Gracias por llevarme al borde de la locura con tanta poesía en tus dedos. Por los comics de entrecasa y los superhéroes que te despiertan de madrugada. Gracias por reciclarme, por rescatar lo que sirve y ayudarme a dejar la basura en la vereda. Gracias por el verde, común a tantas cosas nuestras. Por ser red que amortigua caídas fatales y las convierte en diversión, en nueva oportunidad. Red que me atrapa, me envuelve despacio y me rescata de una muerte segura.
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imagen de: http://entre_lineas.blogia.com
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