La ciudad es la misma.
El cambio me pertenece.
¿Cómo puede convertirse
un infierno en paraíso así, sin más?
O al revés.
Imagino que los mansos coyotes de la fuente
podrían devorarme de un bocado
si algún día me faltaras en esas calles.
Lo cierto es que los infiernos y los paraísos
se llevan a cuestas
y no sirve pintar paredes para tapar el verdín del alma que se pudre.
Descubro otra ciudad y aún así,
con tantos colores y tantas buenas noticias,
te extraño.
-
El cambio me pertenece.
¿Cómo puede convertirse
un infierno en paraíso así, sin más?
O al revés.
Imagino que los mansos coyotes de la fuente
podrían devorarme de un bocado
si algún día me faltaras en esas calles.
Lo cierto es que los infiernos y los paraísos
se llevan a cuestas
y no sirve pintar paredes para tapar el verdín del alma que se pudre.
Descubro otra ciudad y aún así,
con tantos colores y tantas buenas noticias,
te extraño.
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1 comentario:
:(
Nena!!!, si supieras cuánto entiendo lo que decís!!!!
No hay paisaje que me oculte esa verdad..
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