Quiero...

Quiero noches sin bostezos, frases que me nombren, rutinas que no pinten de gris tus ojos verdes, certezas que se parezcan a un descanso en el camino. Quiero que nuestras citas no nos hagan sentir en una cajita de diecisiete pulgadas, que la magia de lo que debe ser impulso inmanejable no se convierta en informe de gobierno (prolijo y premeditado). Que los rincones no nos llamen con sus coordenadas comprimidas. Que lo inevitable no suceda. Que la cuerda resista. Quiero que mis ojos no se cierren esta noche con la sensación de que no te dije algo y sin embargo está bien, debe ser así, la demanda fue mi muerte anterior y ya no tengo tantas vidas para perder.
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