2.9.11

...

-Se quiere ir- dijo Isabel.
-¿A dónde que más lo quieran? Apenas anoche te adoraba.
-Dice que a un trabajo en España.
-Por favor, ¿quién le va a dar trabajo en España a un telegrafista revuelto con poeta? De eso en España abunda.
-Pruden, ¿qué hice yo mal? ¿qué le hace falta?
-Le sobras tú, niña- dijo Prudencia Migota jalándola de una mano para sentarla junto a ella-. Cuando los hombres inventan irse de repente, cuando pasan sin aviso de la adoración al desapego, es cuando ven a su mujer más crecida de lo que soportan. A Corzas le pesa lo buena que eres en tu oficio, le sobra tu avidez, tu certidumbre de que no hay imposibles, tu terquedad y hasta tu certeza de que podrías vivir sin él.

"Ninguna eternidad como la mía" > Ángeles Mastretta



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