18.1.12

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Tantas distancias y tan pocos encuentros. Tantos nombres en boca de otros. Tanto mar aislando tierras. Besos que son restos arqueológicos de un amor que se niega a desaparecer. Un árbol que se torció mientras crecía y no supimos enderezar. Es como dejarse llevar por la mansa corriente de una playa que nos mece y nos arrulla con vientos tibios pero nos aleja mar adentro con el riesgo de no volver. No sé si quiero volver. Tal vez me alejé tanto de lo que creía era mi puerto que se desvanecieron las coordenadas en mi alma. Quizás era mentira ese cuento del amor y por soñarlo tanto se nos pasan los años con un hueco en el estómago. Ya no espero nada. Ya no siento nada.


2 comentarios:

Laura dijo...

Es hermoso lo que escribis, Paula. Y te sigo porque me identifico. Gracias por tan bellas palabras, tenes una seguidora en algún lugar de Buenos Aires. Saludos!

Paula dijo...

Hola Lau... Gracias a vos! Un abrazo!