Aquel triángulo perdido en un embudo
de coordenadas encierra la constante obsesión de poner palos en la
rueda. Es un tornado de obstáculos y absurdos y círculos viciosos
que se mueve en una danza macabra. Algunos tuvimos la suerte de
escapar heridos y arrastrándonos porque lo único que queríamos con
todas nuestras fuerzas era una segunda oportunidad para demostrar que
tenemos potencial pero hace falta que nos permitan respirar. Pasan
los años y trato de eliminar los rencores pero cada vez que lo
intento regresa la furia de aquellas tierras malditas.
No existes en mi planisferio. Eres
resaca de una borrachera a contramano. Eres el error de un universo
mareado y confundido que me lanzó muy al sur de mi vida real. Eres
la nada a la que te empujo para no verte ni escucharte ni saber de ti nunca más.
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