Nuestra
historia fue tan perfecta y tan breve que entró al salón de la fama
de los bellos momento vividos. Intocable el recuerdo de mis manos en
tu cuerpo y mil detalles de aquel amor. Después de ocho años de
disfrutar la perfección de lo inconcluso y mirar el trofeo en la
vitrina sin poder tocarlo te propongo romper el cristal de una
pedrada. Robemos la copa y salgamos a dar la vuelta olímpica otra
vez gritando que el amor existe. Dejemos la vida en la madrugada de
una Buenos Aires nueva, mirándote de cerca y dejando que los besos
vayan de boca en boca otra vez.
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