Llegué con hambre de smog y vanguardia. Con necesidad de taxis verdes y libros en mi mano. Desayuné tu ciudad y su caos. Me alejé de un mapa de veinte calles y pies descalzos que consienten el juego peligroso de ser vidriera y compasión. La calma de cielo y montaña tenía perfume de muerte en vida y no es lo que necesito hoy. Sé que por un tiempo no habrá veredas angostas ni alma encerrada en el retraso de un pueblo, ni libros abandonados, ni vos lejos, ni sonrisa esperando un motivo para aparecer.
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3 comentarios:
Como me gustan tus relatos, tienen magia, sutileza.
Ahora me tendrás por acá, leyendo tus entradas.
Gracias por contarme lo de la publicación y mi foto. :)
Que pequeño es el mundo.
Te abrazo.
En el universo de los taxis negri-amarillos y blancos (sí, la brillante idea tucumana de taxis blancos y confundibles con 20000 de autos particulares) todo sigue igual. Me prometo escribirte un mail como la gente, si, de vuelta recibo un jugoso resumen de noticias...qué decís? Seguro habrá mucho que contar, aunque me pongo al día (como puedo) visitando tu cuarto.
Me acordé de que prometí hacerte un prólogo una vez...sigue en pie esa oferta? quizás tenga un poco más que aportarle ahora, con más caídas y amores frustrados en mi haber, vio? :/
Muchos abrazos!!
post-data no menos importante:
Precioso post.
Me gusta cuando son las sensaciones a chorro :D
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