15.8.12

La ilusión de...


La ilusión de volver a enamorarme vive conmigo. Me acompaña a todos lados, se mete en mis sueños y cuando quiere divertirse se burla de mi cuerpo solitario abandonado en una cama que solo sirve para ver tv más cómoda que en una silla. En esos momentos la odio pero también me río de mí. Y suspiro clavando la mirada en la lejanía (los 3 metros que mide mi habitación) y pienso en todo lo bonito que me estoy perdiendo dentro de esta soledad.

Pero un día cualquiera todo cambia y aparece alguien que captura lo que creías era tu aburrida rutina y te ponés feliz porque por fin sucedió el milagro que tanto esperabas. Días más tarde te das cuenta que tus horas viendo TV en la cama tenían paz, ese estado maravilloso de equilibrio interno que ahora te falta porque estás pendiente de un celular que no suena, de un msn “desconectado”, de un email que no aparece en la bandeja de entrada, los minutos parecen horas, las suposiciones por su ausencia parecen expedientes de oficinas de gobierno con miles de hipótesis archivadas, repensadas, masticadas hasta el cansancio sin hallar la verdad que siempre es menos trágica de lo que imaginás. Tu vida cambió. Ahora depende de rutinas ajenas y de horarios adaptados para poder estar juntos.  A veces te toca esperar dos horas en la esquina porque ya no sos dueño de tu tiempo, sos una de las mitades que juntas forman tu nuevo status. Era lo que querías, no? Qué lindo sería estar ahora en la cama viendo TV y escuchando la risita burlona de aquella ilusión que se hizo realidad en lugar de estar en esta esquina con este frío del demonio para caminar de a dos y contarnos lo que nos pasó durante el día y enterarte de media docena de anécdotas e historias que te importan un carajo pero tenés que escucharlas para que luego no te reprochen que sos egoísta y que no te interesás por sus cosas. 

Me gustaba más conversar con mi perro, nos entendemos mucho mejor con una dialéctica de caricia y lengua… justo a eso es a lo que quiero llegar pero aun no termina de contarme qué pasó con su jefe y la hora pasa y la noche se nos va entre anécdotas y narices heladas por este frio condenado.

¡Abrazame! Solo eso puede decirme que no me equivoqué al cambiar mi paz por un amor nuevo. Es un trueque tentador aunque mantener un amor en buen estado es un trabajo full-time, sin palmadas en la espalda, un camino cuesta arriba pero… “cuando mueres un instante porque estás con ella al fin” como dice Moris, se te olvida todo lo hablado con tu sombra y la vida entera vale la pena por sentirse así. 



Versión original de Moris

Versión de Gustavo Cordera



4 comentarios:

Oscar R. Ruiz dijo...

me gusto mucho Paula, Abrazos

Paula dijo...

Gracias por comentar Oscar! Un abrazo! :)

David dijo...

Hola amiga, me encantó tu relato, desde mardel te mando un abrazo GRANDOTE!!!!

Paula dijo...

David!!! Qué alegría leer tu mensaje y verte por aquí, por mi cuarto virtual, yo también te mando un abrazo!!!!